terça-feira, 8 de novembro de 2022

¡Adiós

¡Hola, Miguel! Estuve pensando sobre todo lo que conversamos estos días y llegué a la conclusión que tu pecho no es mi hogar y por eso me voy. Porque lo que busco ahora son conexiones reales, profundas, verdaderas y me dejaste claro que lo que quieres es completamente diferente de lo que busco yo, por eso me voy. Porque no merezco quedarme donde no me cabe más. No por ti, pero por mí. Porque si me quedo, me traiciono, me disminuyo y esto es todo lo que no quiero ahora: quedarme chiquita.

Deseo alguien que se interese de verdad, que desea quedarse y que no huyes de mí, de sí mismo, de la vida. Si no deseas lo mismo que yo, tampoco yo deseo en ese momento de mi vida lo mismo que tú. Esta fase que vives ahora no me pertenece más. Yo ya la viví, pero ahora no más, la dejé detrás y no la quiero de nuevo para poder caber en tus brazos.

Perdóname si cambio de opinión, pero ya no puedo quedarme más. No es justo. Te doy mi mejor, todo lo que tengo, pero en ese momento, me necesito por entero. Te respeto, pero me voy. Ser tu amiga en ese momento solo para masajear tu ego no es justo conmigo. Por eso, me despido aquí. Deseo que estés seguro de tu decisión porque yo no vuelvo atrás.

Yo tenía miedo de no tenerte más conmigo, pero empecé a darme cuenta que en realidad, nunca estás conmigo de verdad.  Tú me tuviste a mí, pero yo nunca te tuve a ti de verdad, como me gustaría tenerte. Yo te escogí, entre tantos, te escogí, muchas veces, varias veces. En mis charlas con Dios, yo le decía: “Dios, se me permite elegir, quiero estar con Miguel”. Pero sabía que necesitaba estar abierta para lo que vendría, y algo aquí, adentro, me decía que no eras mío.

Yo comprendí que no hay espacio en tu vida para mí. Nunca hubo. E nunca me escondiste eso. Por los varios “no” que gané, por las pocas veces que estuviste entero conmigo, solamente nosotros, tú y yo, porque nunca me incluiste en tus planes, ni mismo los de ahora tampoco los futuros. Y por favor, no me pides que me quede. ¡No! No me quedo. Si me duele? Sí, me duele mucho, pero va a pasar. Sé que no era tu intención causarme daño, pero ya está. No hay nada que hacer. Yo sé que te dije que no te preocuparas, que soy adulta, que sé lo que quiero, pero sé también el momento de partir. Y este momento llegó.

Las cosas acá ya no están fáciles. De problemas ya me bastan los que tengo ya y no quiero otros más. Lo que siento ahora es que tu presencia me angustia, me hace mal. Perdóname. Sé que no era tu intención, pero no tenemos controle de nuestros sentimientos y sensaciones.

La gente me dice para que yo deje que te quedes como amigo. Estuve pensando mucho. E decidí que no. No quiero. Para que te quedes, una parte mía necesita ir, y ya te dije que me necesito por entero. Sé que te pierdo, pierdo tu compañía, tus amigos que eran ya también los míos, pero no pierdo lo más importante, a mí misma.

Duele mucho ahora, pero va a pasar. Deseo que seas feliz, que encuentres tu camino y que tu libertad te des todo lo vacío que deseas. Porque en el fin, creo que es eso lo que buscas, vacío, superficialidad, huir de tu mismo, de tus fantasmas, de tu oscuridad, de tus miedos. Siéntate completamente libre de mi parte. No habrá despedidas. Ella ocurrió con nuestro último beso. Gracias por todo. Por las cenas, por tu cariño cuando lo hubo, por tus besos, por tus abrazos, por tus mensajes, por presentarme tus amigos, por todo bien que me hiciste. ¡Cuídate mucho! Con el amor que me resta, me voy, mi angelito. ¡Adiós!



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